Recientemente he recuperado en mi memoria un modelo con Tourbillon que Omega presentó en 2004 (heredero de otro de 1994) que me parece muy espectacular. Se trata del Central Tourbillon Squelette, que como su propio nombre indica carece de esfera y deja toda la maquinaria al descubierto tanto por la parte delantera como en el fondo, protegida sólo por los dos cristales de zafiro. Estamos ante uno de los modelos más llamativos y arriesgados dentro del estilo clásico que respetan la mayoría de los relojes de Omega, con un representativo Tourbillon justo en el centro de la esfera (en este caso de la maquinaria).
La lectura de la hora no es que sea un ejemplo de legibilidad, pero seguro que no le importa a quien haya sido capaz de pagar los cerca de 200.000 euros en los que está valorado este guardatiempos. Tenemos que reconocer que cuesta mucho encontrar más información sobre este Tourbillon de Omega, aunque algo sí sabemos: su mecanismo de carga automática con Tourbillon monta un calibre 2633 certificado COSC y garantiza una reserva de marcha de 45 horas. Como se puede observar en la imagen, estamos ante un reloj totalmente artesanal que ha obligado a los maestros relojeros implicados en su fabricación a pasar muchas jornadas cincelando a mano cada una de sus partes. Su caja de oro blanco de 18 quilates combina a la perfección con la correa de piel de cocodirlo negra con hebilla de oro blanco.